Mensajes contraintuitivos y Vacunas

Centro Salud Comunitaria "La Macana" / Foto Emma Van Bussel / Mayo 2018

Los mensajes "contraintuitivos" no son siempre entendibles con claridad.

Podemos utilizar un símil.
Todos sabemos que el mundo se mueve rápido y por tanto debemos desplazarnos rápido y mayores distancias para trabajar, que años atrás.

Muchos decidimos tener un vehículo propio para estos desplazamientos.
Sabemos que el tránsito provoca un alto caudal de muerte y secuelas por accidentes cada año. Sin embargo, seguimos decidiendo utilizar autos. No sería posible en nivel de desarrollo humano actual sin transportes individuales o colectivos.

Como sabemos de los daños colaterales que produce la accidentalidad desarrollamos estrategias a diferentes niveles para minimizar daños:

A nivel individual: para minimizar daños y riesgos compramos el auto más seguro que podemos de acuerdo a nuestros recursos.

A nivel de políticas públicas: se pueden realizar campañas educativas para seguridad vial, estudiar cómo hacer el tránsito más seguro en cada vía, y asegurar que los autos que entran al país para ponerse a la venta tengan los mejores estándares de calidad y seguridad (ojalá que se haga todo esto).

A nivel de lucha social por derechos: podemos trabajar colectivamente para prevenir accidentes y sugerir políticas públicas equilibradas que vayan en el sentido de los intereses colectivos.

Esto minimizará el número de accidentes, pero no los hará desaparecer.
Por ejemplo, sería inadmisible para mí que en haras del desarrollo se me obligara a comprar un vehículo si no lo deseo. Tampoco es deseable que me obliguen a comprar un tipo de vehículo que no considero seguro.

Cuando decidimos colectivamente tener vacunas para prevenir enfermedades, debemos aceptar que, para lograr un beneficio global importante en disminución de muerte y enfermedad, existirán efectos colaterales. Esto será inevitable.

Debemos hacernos algunas preguntas:

¿Estamos dispuestos a volver a tener viruela o poliomielitis?

¿Aceptamos que al aplicar un programa poblacional evitamos mucha enfermedad, pero algunas personas tendrán un efecto colateral grave? ¿Cuál es nuestro umbral colectivo de tolerancia a estos efectos no deseados? ¿Cuál es nuestro umbral individual para aceptar un efecto no deseado?

¿Cómo se garantiza la calidad y monitoreo de efectos beneficiosos y adversos?

Si asumimos que las vacunas son consecuencia de políticas públicas de salubridad de carácter masivo y pueden ser compulsivas: ¿asume el estado el apoyo y las indemnizaciones a las personas que padecen consecuencias indeseadas en beneficio del bien común?

Para algunos ver el problema en forma fríamente estadística, será suficiente. Bastará con saber si las muertes y secuelas evitadas superan en creces a los efectos colaterales de la vacuna.  Pero esta forma de mirar el asunto no conformará ni a la persona que padece el efecto adverso, ni a su familia. Hay que disponer de una gran generosidad para aceptar este daño colateral sin más.

El beneficio colectivo por la acción de las vacunas es un avance innegable de la salud pública, pero alguna persona puede verse afectada por una susceptibilidad inesperada y un efecto adverso grave.
Para esa persona este efecto adverso no es un dato estadístico en un gráfico de “Efectos adversos documentados”. Para la persona que sufre el evento adverso este es una realidad tangible indeseada de sufrimiento y tal vez muerte.

Esas son las reglas que hemos aceptado, o que nos han impuesto, para evitar tener tétanos, difteria o poliomielitis.

Sería inaceptable en el estado de desarrollo humano actual, negarse a tener buenas vacunas. Pero que ocurre si la calidad o seguridad de una vacuna no es la mejor.

¿Aceptaríamos manejar un vehículo menos seguro que otro? Creo que solamente subimos al auto y lo manejamos.

Al estar naturalizado en uso del auto no llevamos a un plano consiente de que posibilidad de un accidente está ligada a una probabilidad estadística plausible.

El hecho de estar naturalizado que las vacunas son siempre beneficiosas nos evita tener en el nivel consiente el hecho de que la probabilidad de un efecto adverso no es despreciable.

Las empresas que venden vehículos siempre dirán que sus productos son buenos. Es nuestra obligación buscar información sobre la calidad del producto y velar para que se genere esta información de un modo lo mas objetivo posible y que esté disponible para todos los ciudadanos. A esto llamamos transparecia.

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