Cuando no hay incendios: ¿serán importantes los bomberos? por Aurelio Gómez

Guasayamin. Capilla del Hombre, Quito, Setiembre 2019. Foto del editor.

Aurelio nos deja unas reflexiones en tiempos de desolación. Gracias


Cuando no hay incendios: ¿serán importantes los bomberos?

El tiempo anómico en el que estamos viviendo, se reproduce en los millares de textos e imágenes que nos rodean y a los cuales intentamos dar sentido. En el caso  de este texto, son los números que se mencionan en listas interminables y gráficas inentendibles, incluso para los que entienden, de contagiados, muertos, supuestamente curados, en casa, en CTI, en cuidados intermedios.

Los gobiernos tratan de dar sentido al sin sentido, porque nadie puede dar ninguna seguridad,  solo hay incertidumbre. Un solo ejemplo: Los barbijos solo para el personal de salud y los contagiados para que, estos, no contagien a otros, unos días después, los barbijos para todo el mundo, al rato, los barbijos profesionales para los profesionales de la salud y los otros para todos. Vamos viendo.

Se cruzan permanentemente miradas micro y macro, alternando lo local, regional, continental, mundial.

En la soledad de mi escritorio me pregunto ¿cómo impacta la actitud y las acciones de los gobiernos, en relación al coronavirus en nuestra cultura? ¿Cómo impacta en nuestro hacer, sentir y pensar, aprendido, compartido, transmitido, adaptativo?[1]

Cada uno de nosotros tiene una forma particular del hacer, sentir y pensar que nos identifica y nos diferencia de otros como comunidad - ¿imaginaria? -.  Si, imaginaria. Pero no por serlo deja de ser operante. En el caso de ser trabajadores, actores en cierto escenario donde se despliega el hacer o campo, como planteaba Bourdieu[2], despliega en nosotros una serie de disposiciones que estructura nuestra forma de ser y hacer en ese campo, así como, claro nuestra forma de verlo, percibirlo. ¿Qué significa esto? Saber y poder hacer, porque se ha entendido y se tiene con que hacerlo.[3]

Las pandemias, guerras, catástrofes naturales tremendas, borran las balizas que hacen inteligible el campo en el que estamos; se borran los límites. ¿Se puede jugar sin límites? Aunque obligado cualquiera pelea, dice el refrán, apoyando la idea de los espartanos y su falange. Cuando la anomia y  la incertidumbre nos rodean no sabemos qué hacer. Cuando los espartanos dejaban un espacio para escapar, algunos guerreros enemigos en la batalla, posiblemente perdida, dividían su atención entre escapar por el espacio ofrecido o seguir luchando. Tenían fatales momentos de incertidumbre, que en ocasiones, seguramente, terminaban con sus días.

Hay situaciones en que la anomia[4] o ausencia de normas, pautas que reglan el hacer en relación a los roles que cada uno de los que comparten una organización ejercen, impera. Incertidumbre.

San Ignacio de Loyola, fundador de la Companía de Jesús, plantearía que en tiempos de desolación no hacer mudanza, el significado que está ligado a lo religioso, me hace pensar para los que no lo son, en que está frase, que es una y tiene significado dentro de muchas otras, tiene una profunda enseñanza encarnada en siglos de sabiduría humana, porque la recomendación del santo es “En tiempo de desolación nunca hacer mudanza, mas estar firme y  constante en los propósitos y determinación en que estaba el día antecedente a la tal desolación”. Lo traduzco como, en tiempos de anomia mantente fiel a tu identidad, es tiempo de adaptarse no de hacer cambios.

Los médicos de familia y comunidad están formados en la medicina de proximidad y una de las ideas de la pandemia es no proximidad; distancia, alejamiento social. ¿Se puede ser médico de familia sin tocar al paciente, solo con el estetoscopio? Si claro, para los casos graves se necesitará el segundo o el tercer nivel de salud, pero el primero necesita a aquel que sabe develar significados para otros y eso puede hacerse a dos metros de distancia, siempre y no olvidar, en el marco de una relación de confianza construida a través del tiempo. 

Una vez el Dr. Hugo Dibarboure (quien no necesita presentación) me narró la siguiente historia, -un hombre que sufría de asma se acercó a su consultorio visiblemente atacado. Hugo lo vió desde el primer piso y bajó a abrirle la puerta. El hombre al verlo espontáneamente se alivió y le dijo, me dijeron que no estaba-. ¿Sugestión? Puede ser. ¿ Pero cuantos en momentos aciagos con un dolor en el pecho por la angustia no necesitan el alivio de alguien que sabe, quien, decodificando los signos, conociendo la historia, llama a la ambulancia o palmea un hombro?

En tiempos de anomia la eficacia simbólica, aquella que siempre conversamos, de Levi-Strauss[5], se hace necesaria, así como el efecto de “túnica blanca” está estudiado. Todo ser humano cuando ingresa en tiempos de anomia necesita alguien que balice, que ponga referencias, mojones, que marquen el camino, que de certezas. El dolor en el pecho que no se entiende pone al sujeto en incertidumbre y que tiene probabilidades de desaparecer cuando alguien lo significa (le asigna un significado). Como nos puede poner a los legos una enfermedad que algunos dicen que es letal, otros que es una más, que solo se la agarra con los adultos mayores y el solo tiene cincuenta. Pero, escucho que falleció uno de 48 y no tenía enfermedades previas. Si, sí, pero estaba rodeado de una intensa carga viral. ¿Qué viral, qué carga? Incertidumbre, no se entiende… Susto, miedo, pavor. ¿Cómo se recupera la confianza? A veces me pregunto cuántos tomaríamos aviones si en la puerta de los aeropuertos o de las agencias de viajes hubiera publicaciones de cifras de accidentes  y de cuantos murieron y de qué forma, etc.

Ayer leí que Aimé Cesaire[6] dijo que lo que Europa no le perdona a Hitler es el crimen contra el hombre blanco, no contra el hombre (Los números y la muerte, La Diaria, 17/04/2020) (Remedi, 2020). ¡Hay procedimientos que se pueden hacer con negros, coolies o árabes, pero epa!, con europeos, no!. Hay un tema de perspectiva. Siempre.

Escuché a Marcela y a Jacqueline en la radio hablar del famoso 80% y me pregunté si ese no es el valor de la proximidad no necesariamente física que resuelve porque significa lo que hay que significar. Como mencioné a Levi-Strauss, aclaro, los médicos de familia y comunidad, no son magos, n hechiceras, ni chamanes, tampoco asistentes sociales. Son clínicos, especialistas de la medicina junto a las personas, una o varias que residen en la comunidad, son fundamentales, hasta en los pensamientos más egoístas, para que alcancen los respiradores, ¿no es que una persona estresada aumenta su carga viral? No son héroes, no buscan aplausos, ya los tienen cotidianamente cuando cruzan su comunidad y se saludan con el vecino y los ven, seguramente sin verlos, todos los días, en los dibujos que los niños dejan pegados en el vidrio del consultorio.

No son héroes, necesitan el equipamiento para transitar por un tiempo que también en ellos genera incertidumbre. Soy antropólogo, no tengo claro para nada que son la adrenalina y el cortisol, si tengo claro que cuando el nivel de estos se empiezan a mover el cuerpo humano y su sistema inmune se ven afectados. Es importante entonces bajar el estrés. Si cualquier lego pone en un buscador de la web las tres palabras estrés y sistema inmune, hay trece millones, setecientos mil artículos, con que un uno por ciento sean buenos artículos, es bastante para mí.
La médica,  el psicólogo,  los miembros del equipo de salud no pueden reproducir la vulnerabilidad, en este caso, me animo a decir, a las pruebas me remito, de una política que pone su preocupación en el 2° y 3° nivel.

Marcela lo narró en la radio. Ella y otros compañeros acompañan a la mujer embarazada, a diabéticos, a infantes, en zonas de vulnerabilidad, no importa si de clase media o clase baja. Aún si existen o existieran estas categorías, cuando la preocupación está centrada en su atención, esto hace que se minimice esa debilidad, más cuando puede afectar un derecho básico como la salud. Por eso, además, se precisa al equipo de salud. No solo es un problema de interés médico, o psicológico, o del trabajo social o de la enfermería. Es un asunto clínico y de cuidados.
La vulnerabilidad se reduce cuando hay un tejido social que ampara y un cuerpo técnico que acompaña su desarrollo, acompañado, a su vez, por la comunidad.
En tiempo de unsicherheit, término acuñado por Zygmunt Bauman[7] que significa precariedad, donde la confianza disminuye, dice el autor, en uno mismo, en los otros, en la comunidad, solo el tejido social en movimiento de amparo permite disminuir la incertidumbre y encontrar una pequeña senda, que tal vez, se convierta en camino. Si no lo es, la misma confianza, permite retornar y buscar otra desde donde se comenzó. Acompañados es más fácil y para estarlo no siempre es necesario estar físicamente cerca.

El año pasado hice una entrevista a una curandera en presencia de dos jóvenes médicas de familia. Me encontré frente a una escena privilegiada donde cada una desde su identidad de curadoras, desplegaba sus saberes, “necesariamente” complementarios, buscando aprender una de otra. ¿Será que en este tiempo los políticos tendrán que entender que los niveles, todos, tienen un cierto espacio de necesidad y que se complementan, siempre y cuando puedan mirarse con respeto?

Cuando no hay incendios los bomberos no son importantes.

Licenciado en Antropología, Aurelio Gómez
auregomez@gmail.com

 Lecturas recomendadas

Cerón-Martínez, A. U. (2019). Habitus, campo y capital. Lecciones teóricas y metodológicas de un sociólogo bearnés. Cinta de Moebio(66), 310-320. Recuperado el 18 de Abril de 2020, de https://dx.doi.org/10.4067/s0717-554x2019000300310


González, V. (2012). Construcción de identidades en el campo médico del actual sistema de salud colombiano: una aproximación desde el análisis de campo de Pierre Bourdieu. Revista Facultad Nacional de Salud Pública, 338-346. Recuperado el 18 de Abril de 2020, de http://www.scielo.org.co/pdf/rfnsp/v30n3/v30n3a10.pdf 

Levi-Strauss, C. (1987). Antropología Estructural. México: Paidos.

López Fernández, M. d. (2009). El concepto de Anomia de Durkheim y las aportaciones teóricas posteriores. Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana, 130-147. Recuperado el 20 de Abril de 2020, de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=2110/211014822005
Macionis, J., & Plummer, K. (1999). Sociología. Madrid: Prentice Hall
.
Remedi, G. (18 de Abril de 2020). De eso no se habla (II): Los números y el espectáculo de la muerte. La Diaria. Recuperado el 18 de Abril de 2020, de https://ladiaria.com.uy/articulo/2020/4/de-eso-no-se-habla-ii-los-numeros-y-el-espectaculo-de-la-muerte/






[1] “Como Max Weber, creo que el hombre es un animal suspendido en unas telarañas de significados que él mismo ha ido tejiendo. La cultura son esas telarañas. Por eso, el análisis de la cultura no puede hacerse al modo de las ciencias experimentales, buscando leyes que luego se puedan contrastar empíricamente. Analizar una cultura significa interpretarla, descubrir sus significados” Geertz, Clifford citado por  (Macionis & Plummer, 1999, pág. 102)
[2] Ver Habitus, campo y capital. Lecciones teóricas y metodológicas de un sociólogo bearnes. (Cerón-Martínez, 2019)
[3] Ver Construcción de identidades en el campo médico del actual sistema de salud colombiano: una aproximación desde el análisis de campo de Pierre Bourdieu  (González, 2012)
[4] Ver El concepto de Anomia de Durkheim y las aportaciones teóricas posteriores. (López Fernández, 2009)
[5] Ver Capítulos 9 y 10 de Antropología Estructural (Levi-Strauss, 1987)

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