Este monstruo viscoso que se lo devora todo

 


Este monstruo viscoso que se lo devora todo

En los últimos días de noviembre de 2019, tal vez un poco antes y nadie sabe con certeza, se estaba gestando una entidad. Al comienzo se escondía en rincones y se conformaba tímidamente, con las migajas que encontraba aquí o allá para alimentarse. Solamente hablaba Mandarín y lenguas hermanas a él. En pocos días ya se paseaba atrevidamente por las calles, reptando al modo de un gigante Jabba the Hutt, viscoso, lascivo, insolente, confinándonos en una estrecha y gélida prisión de carbonita[i]. Tosía irresponsablemente en la cara de las personas y comenzó a susurrar en los oídos de los mercaderes de noticias. Su voracidad se hizo creciente día a día, de tal modo que con cada cosa que devoraba aumentaba su tamaño. Un buen día se instaló en cada salón de clases, en cada sillón, en cada banco de plaza. Su viscosa omnipresencia, así como su tamaño ahora sí imposible de mensurar, se volvió increíble. Esta opacidad somática esmeriló los cristales con los que vemos el mundo y volvió dificultoso acceder a información sobre algunos temas relevantes hasta el momento, como la crisis migratoria en el Mediterráneo, o la situación socio-política en Chile. En cambio, pudimos conocer con actualizaciones al minuto sobre la cantidad de vacunados en este último país y sobre la cantidad de muertos que provocaba cierta célebre peste por el globo. El viscoso monstruo logró enmudecer a todos por momentos. Se volvió políglota y comenzó a frecuentar salubristas, políticos, matemáticos. Unas veces se hacía presente susurrando sutilmente en espacios íntimos, como al instante se lo encontraba vociferando en ámbitos públicos. Probablemente, aún no se puede comprobar, se adueñó sutilmente de todas las lenguas que absorbió, y de buenas a primeras nos vimos trepados en una inmensa Torre de Babel, hablando cada cual una lengua diferente, sin poder comunicarnos unos con otros. Ahora se regodea sugiriendo en sueños neologismos imposibles, contradictorios, espantosos, como “nueva normalidad”[ii]. Y logra que los repitan en todas las lenguas y lenguajes, que él ya domina. No solo crece fuera de nosotros, sino que también dentro de nosotros. Quisiera aclarar que no hablo de ninguna pandemia, ni de ningún germen de clase alguna. Mas bien hablo de otra cosa, algo innombrable, que me resulta difícil de definir, pero que es evidente que entenderán.

Ese monstruo que lo invadió todo crece y medra gracias al alimento que le vamos otorgando día a día. Devora feliz aporofobia, que la prefiere en el desayuno y está muy interesado en la reproducción sin parar de las “noticias falsas, que prefiere de postre. Ocupa nuestro tiempo. El tiempo que le otorgamos, claro. Se alimenta de la voluntad que perdemos. Le hemos dejado invadir de tal modo nuestras tareas que resulta imposible resolver algunas cosas que solo requieren que nos empeñemos a resolverlas. Esta entidad viscosa se devora todo y tú, yo, ella aquí absortos, abúlicos mirando. Es interesante encontrar un culpable para nuestros problemas y este demonio camaleónico, se alimenta de culpa, problemas y miedo. Camaleónico sí, porque ha ido cambiando increíblemente de forma. Se ha vuelto “burbuja” y en otros momentos se ha mostrado como “normal”.

Pensamiento divergente

Esta fluencia imaginativa es una estrategia que utilizo para enfrentar situaciones que me abruman. Así puedo materializar algo que no se bien como nombrar, pero que me molesta y de ese modo crear este “monstruo viscoso que se lo devora todo”, que solamente devora y crece sin parar, dentro y fuera de mí. Es una estrategia de autosanación. Es una forma de plasmar pensamiento divergente. De Bono en su libro “New Think: The Use of Lateral thinking” [iii] plantea que el pensamiento divergente o lateral es una técnica que permite la solución de problemas de una manera indirecta con un enfoque creativo. En un evento harto complejo como en el que estamos envueltos, es una estrategia que propongo no desestimar.

Una forma de aproximarse a los eventos complejos es observar estos fenómenos intensos sin enfocar directamente en ellos, ya que deslumbran o ciegan, sino que más bien intentar percibir las peculiaridades que surgen en los bordes o en la periferia de los mismos. Enfocar en aspectos en los que frecuentemente no se centra la atención debido al ruido (estruendo) del mega-evento. Algo así como asumir que es necesario evitar el impulso de meterse en un agujero negro para comprender su naturaleza y sobrevivir.

Algunas pocas pistas

Cuando se investiga el modo de pensar y los procesos que las personas ponen en marcha para tomar decisiones existe una riquísima fuente de conocimiento que me ha hecho meditar sobre aspectos que en un principio podrían considerarse “colaterales”. De acuerdo a las investigaciones de Kathleen Vohs[iv], por citar una autora entre muchos, existe una forma de modelar los pensamientos y sentimientos de las personas llamada preparación (priming en inglés). Puede parecer algo imposible o poco creíble, sin embargo, estamos expuestos a diario a este modelaje en el pensamiento y la forma en que opera es ajena a nuestra voluntad. Un ejemplo para hacerlo entendible: en un acto electivo se puso a consulta popular sobre si aumentar el presupuesto de las escuelas. Los circuitos de votación se ubicaron en edificios públicos y privados de diversa índole. En los circuitos de votación que tuvieron lugar en centros educativos hubo una tendencia de votos estadísticamente significativa en favor al aumento de presupuesto. Como se ve las estrategias de marketing utilizan este recurso permanentemente.

Cito del libro de “Pensando rápido y lento”[v]

“La evidencia de investigaciones sobre “priming” ( preparación) sugieren que recordar a las personas sobre su mortalidad aumenta su tendencia a incorporar ideas autoritarias, que pueden surgir en el contexto del terror a la muerte.”

Es interesante lo que se puede encontrar, si dejamos de mirar directamente al monstruo viscoso.

Las causas de las causas[vi]

Desde el inicio de esta “sindemia” he sostenido que sabemos poco sobre este fenómeno a pesar de que muchos de los académicos, políticos y salubristas dicen que saben. La variabilidad de resultados frente a diferentes estrategias aplicadas aquí y allá y la dificultad para comparar lo realizado en cada lugar, hace muy complejo en este momento sacar conclusiones. Los resultados de las diferentes medidas han sido algo erráticos y no siempre el análisis de la evidencia que sustenta las diferentes acciones es convergente.

Para encontrar respuestas más nítidas a lo que ha ocurrido, es preciso emprender una búsqueda de sentido y transitar un viaje a través de las causas que están detrás de lo que aparece evidente a primera vista (otra vez el monstruo viscoso lo ocupa y nubla todo).  El deterioro de los sistemas de salud pública y la desnaturalización del interés político en sostener la estrategia de atención primaria, las privatizaciones de los sistemas públicos de salud en muchos países de occidente (efecto Troika)[vii], seguramente son tópicos denostados y que con el tiempo se demostrará que son causas primordiales. No es que ya no se las mencione, y se las denuncie[viii], sino que están invisibilizadas por diferentes motivos que ciertamente no son debidos al azar. Recordemos que la gran mayoría de los pacientes transitan sus enfermedades en la comunidad y deben los cuidados de salud a equipos de cercanía. Ciertamente el interés en el número remanente de camas de cuidados intensivos es importante, pero la opacidad imperante no deja que conozcamos que ocurre en cada casa, en cada barrio, en cada centro de salud, en cada policlínica rural, donde se mantienen sanos, se enferman y se cuidan el 99% de las personas, en camas comunes, domesticas, no de cuidados intensivos. Estos cuidados médicos de cercanía, realizados por equipos de salud en todo el país, la pobreza, la exclusión, la desigualdad[ix], la muerte de millones de niños al año por hambre en el mundo[x], no tiene lugar en los medios de prensa de esta Torre de Babel.

 

Vuelvo al Monstruo y al pensamiento divergente.

Si el monstruo deglute vorazmente todo lo que le otorgamos por acción u omisión, debemos preguntarnos, cómo podemos matarlo de inanición, si es que es posible. Para ello es necesaria una aproximación reflexiva, mirando las propias tripas. Es preciso que pensemos en qué es lo que damos a comer al “monstruo viscoso que se lo devora todo” porque el alimento con el que crece, tarde o temprano también viene de nosotros. La ubicua y resbalosa normalidad y la necesidad de sentirse aceptado por todos, impulsada por el fenómeno de las redes sociales, ha llevado a la normopatía[xi], que puede definirse como “el impulso anormal hacia una supuesta normalidad” o también como la “tendencia a conformarse excesivamente a las normas sociales del comportamiento sin atreverse a expresar la subjetividad propia”. Esta normopatía[xii] cohabita en un contexto de consumo excesivo y culto al individuo. Nos tienta con prácticas y hábitos deletéreos con la salud de planeta (nuestra balsa) a corto o largo plazo y contra nosotros mismos (los náufragos o pasajeros, según elijas)[xiii]. Es gente “normal” la que consume combustibles fósiles. Es gente “muy normal” la que compra ropa fabricada por personas que trabajan en condiciones de esclavitud. ¿Acaso no es bastante normal tener teléfono móvil? Preguntémonos qué celular no utiliza insumos minerales adquiridos a fuerza de sangre, sudor, lágrimas, explotación y daño (litio del salar de Uyuni, por ejemplo). Orientemos parte de la reflexión a hurgar en nuestro propio interior e intentemos concluir en que grado contribuimos a alimentar al monstruo y si es posible no sentirse culpable, podremos recién salir a buscar responsables.

 miguelpizzanelli@gmail.com

Este ensayo está publicado y disponible para su descarga en la revista digital eXtramuros en el siguiente enlace: https://extramurosrevista.com/este-monstruo-viscoso-que-se-lo-devora-todo/



[ii] EL Libertador Vergara. Entrevista con Fernando Andacht  “La nueva normalidad o miedo a la libertad”-El Libertador 1210 am [Internet]. 2021 [citado 10 de abril de 2021]. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=UWhDlITV2CQ

[iii] De Bono Edward. 2006. El Pensamiento Lateral. Editorial Paidós Ibérica.

[iv] Vohs, K. D. (2015). Money priming can change people’s thoughts, feelings, motivations, and behaviors: An update on 10 years of experiments. Journal of Experimental Psychology: General, 144(4), e86–e93. https://doi.org/10.1037/xge0000091

[v] Kahneman, D. (2011) Thinking, Fast and Slow, Farrar, Straus and Giroux.

[x] UNICEF. Un balance de UNICEF sobre la nutrición infantil denuncia la muerte de millones de niños y niñas y hace un llamado a la acción [Internet]. UNICEF. [citado 10 de abril 2021]. Disponible en:  https://www.unicef.org/spanish/nutrition/index_33721.html


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