Llamando al orden sobre el cannabis de alta potencia / por Juan Daniel Gómez
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La legalización y reglamentación sobre el uso de sustancias psicoactivas es una línea de trabajo con la que se pretende controlar al mismo tiempo el lucro y beneficio y el acceso. Uruguay intenta transitar ese camino.
Sin embargo los países que intentan implantar estas políticas, deben emprender una dinámica permanente de reflexión, ya estamos hablando de un mundo de conocimiento y prácticas muy dinámico. Los beneficios de hoy pueden ser peligros mañana y la manipulación de las leyes para uso y beneficio de unos pocos es un peligro para todos, si no vamos mas a fondo en los detalles y si no estamos atentos.
Juan Daniel sostiene que el uso de sustancias "psicoactivantes" es tan antiguo como la misma conciencia humana. Será muy difícil pensar en una sociedad sin consumo de sustancias psicoactivas. Pero si se puede caminar por una línea de educación y reducción de daños, siendo mas conscientes y reflexivos. Este artículo de Juan Daniel Gomez PhD, nos pone en perspectiva y conduce hacia esta reflexión.
Del mismo autor:
Llamando al orden sobre el cannabis de alta potencia.
La representación social más común que emerge hoy en día
acerca de la marihuana y sus efectos es que se trata de una “droga blanda”,
prácticamente inocua, cuya disponibilidad y acceso para usos médicos y
recreativos se debe legalizar.
Dicha representación, probablemente heredada de nosotros
“los cuchos llamando al orden”, se apoya en la creencia inequívoca de que los
efectos de la marihuana a corto, mediano y a largo plazo, se atribuyen a un
solo producto fitoquímicamente estable, llamado genéricamente marihuana o cannabis.
También es inequívoca la creencia de que este producto,
cuyas variadas sustancias activas o componentes secundarios en una dosis
efectiva, produce en cada persona saludable no proclive a la dependencia,
respuestas biológicas y comportamentales muy similares, así como parecidos
efectos positivos y también negativos sobre la sociedad y el medio ambiente. Se
sabe de los efectos de la marihuana sobre el estado de conciencia y sobre los
sentidos (por ejemplo: cambios en la percepción del espacio y el tiempo, en la
atención y la concentración, en la percepción de formas, sonidos y colores,
entre otros), así como de sus efectos sobre las respuestas motoras a los
estímulos corporales y del medio ambiente (tales como la letargia muscular, la
baja velocidad de reacción, la coordinación disminuida, los múltiples fallos e
imprecisiones en las respuestas motoras debido a juicios erróneos de
apreciación o de criterio al estimar distancias, tamaños, pesos, posición de
los objetos en el espacio, entre otros).
Se conoce también de vieja data que los fallos en la
atención producidos por la marihuana influyen sobre la memoria y la capacidad
de aprendizaje, al menos cuando se está bajo el efecto de una dosis personal.
La gente también sabe que, en algunas personas aparentemente predispuestas a la
enfermedad mental, la marihuana podría desencadenar paranoia y psicosis.
Hace ya más de treinta años se demostró que el consumo de
marihuana reduce el recuento de espermatozoides en los varones.
Muchos ahora “cuchos”, en Colombia, disfrutamos en los
sesentas y setentas (y con inusitada frecuencia bajo los efectos de un “cachito”
o un “bareto”) de la música en festivales como Woodstock o Ancón, de los
colores areniscos de Zabriskie Point en las afueras de Bogotá, de la naturaleza
indomable del río La Miel en La Dorada, de salir a caminar, de acampar o de
echar dedo hasta la costa, del arte pop y el movimiento plástico psicodélico,
de la artesanía hippie, de la paz y del amor libre. De manera creíble y también
con inusitada frecuencia observamos una alta supervivencia a los riesgos
inherentes al consumo de los LSD de la época (casi siempre importados de Suiza
y Estados Unidos sin aditivos venenosos para “rebajarlo”), y a los de los
hongos alucinógenos (que desde entonces no han cambiado significativamente su
composición fitoquímica).
Los riesgos también se hacían presentes en la marihuana de
la época, aquella de las cepas de baja a mediana potencia, como la marihuana
regular o “forcha”, cultivada artesanal e industrialmente en toda la geografía
colombiana; o en la marihuana “punto-rojo” de los llanos orientales, o en la
rubia de la sierra nevada de Santa Marta cultivada especialmente en los
departamentos del Magdalena y la Guajira, así como en la marihuana
“mango-biche” del Valle del Cauca.
El “llamado al orden de los cuchos” con experiencia y
conocimiento consiste en pensar que es importante incorporar (a nuestras
representaciones sociales sobre la marihuana y sus efectos, a nuestra cultura
ciudadana y de cannábicos activos) nuevos hechos y evidencias que han permitido
detectar riesgos importantes, y en generar dispositivos de acción técnica para
reducir posibles daños asociados al consumo de marihuana de alta potencia o
marihuana cosechada de semillas química y biológicamente intervenidas.
El primer paso consiste en incorporar, a nuestros
imaginarios sobre la marihuana el hecho de que existen diferentesmarihuanas y
no solo una, que sus diferentes composiciones fitoquímicas ocasionan distintos
efectos biológicos y comportamentales sobre las personas, y que esto tiene
consecuencias e interacciones muchas veces negativas frente a la sociedad y el
medio ambiente.
Un segundo paso consiste en tomar consciencia a partir de la
evidencia según la cual las marihuanas procedentes de semillas regulares
(semillas macho y hembra que germinan sin intervención química por polinización
pueden ser consideradas “drogas blandas”, mientras que las marihuanas
procedentes de semillas obtenidas por autofloración o feminizadas (semillas
macho y hembra o sólo hembra que germinan de forma artificial, manipulando
variables medioambientales como la luz, entre otras, o mediante intervención
química) han mostrado tener características muy similares a las de las llamadas
“drogas duras.”
Finalmente, el tercer paso consiste en resignificar nuestras
representaciones sociales acerca de la inocuidad de algunas marihuanas y sus
productos, incluido el cannabis medicinal, que en ocasiones corresponden o son
extraídos de sustancias de alta potencia o “potencia brutal”, tal y como la
denominan los mismos productores y comercializadores de semillas modificadas
biológicamente, quienes no la recomiendan para consumidores ocasionales (p.
ejemplo, en el catálogo de semillas de Dinafem 2014. En: (www.dinafem.org).
Como se mencionó, existen muchas semillas regulares que se
obtienen por la polinización natural entre plantas macho y hembra, que
corresponden a cepas adaptadas a la geografía colombiana desde los años treinta
del siglo pasado.
Desde los setentas, en Estados Unidos y Europa (en Holanda
por ejemplo), se comenzaron a obtener biológicamente nuevas y muy diversas
semillas resultantes de diversos cruces de cepas de ruderalis con sativa o índica,
las cuales, al no depender del fotoperiodo y de otras condiciones ambientales,
florecen rápida y automáticamente al llegar a cierta edad, lo que se conoce
como autofloración. La autofloración se “mejora” a través de medios químicos y
de la manipulación programada de diferentes variables ambientales, entre otras
condiciones. Otra variedad inmensa de semillas procede solamente de plantas
hembra que con el tiempo se hacen hermafroditas, es decir, que en condiciones
críticas externas actúan a la vez como planta macho y como planta hembra
fertilizándose a sí misma. Los dos últimos tipos de semillas (de autofloración
y feminizadas) se obtienen fácilmente en Colombia y casi en todo el mundo.
La marihuana o cannabis ordinario contiene cerca de 2% a 7%
de tetrahidrocannabinol –THC– (la sustancia activa primaria de la marihuana),
mientras que las que se obtienen por autofloración o por procesos de
feminización contienen entre18 y 24% de THC. Estas son las marihuanas de alta
potencia, que además poseen menor cantidad de sustancias secundarias (pero no
menos activas como el canabidiol o CBD).
En el cannabis ordinario, el equilibrio entre componentes es
característico. En la actualidad se vende en Colombia, entre otras muchas
marihuanas de mediana y de alta potencia, el cannabis tipo Corinto y
el tipo Creepy (espeluznante, misterioso). Este
último es una variedad holandesa modificada, más lucrativa y eficaz que la
marihuana regular, la cual, de acuerdo con el diario alemán “Die Welt”, se paga
diez veces más cara. (http://www.welt.de/vermischtes/weltgeschehen/article13486061/Kolumbianer-bauen-gruseliges-Gen-Cannabis-an.html ).
Entre las marihuanas de “potencia brutal” se encuentra la
más vendida en el mercado del sur de California (EU), popular entre raperos,
actores y demás personas consideradas mediáticamente importantes(ver catálogo
dinafem de semillas en:(www.dinafem.org),
conocida como OG Kush. Contiene 24% de THC y 0,2% de CBD, tiene una
base genética en el apareamiento de la cepa Lemon Thai con
otra llamada ChemDog.
La Original Amnesia también es catalogada
como brutalmente potente, es la variedad feminizada holandesa más popular en
los marihuana-coffeshops de los Países Bajos, conocida por las
lagunas o baches que ocasiona en la memoria, lo que en neuropsicología y en
neurología clínica se conoce como Amnesia Global Transitoria (o TGA por sus
siglas en inglés).
Conocida por su altísima potencia, también está la Blue
Kush, una yerba “cerebral y eufórica, no recomendable para usuarios
ocasionales” (www.dinafem.org).
Tal vez la marihuana de alta potencia más consumida en
Estados Unidos y en el Reino Unido es la Kush’N’Cheese, con 20% de
THC y muy pocos cannabinoides secundarios.
Existe una variedad aparentemente exquisita proveniente de
clones élite de alta potencia que domina el mercado de la marihuana hoy en día,
tanto en Europa como en las américas. Su potencial de generar dependencia o
adicción es tal que virtualmente ha acabado con el mercado del cannabis
ordinario, y ha aumentado en más de 70% las anteriormente excepcionales
consultas médicas, psicológicas y psiquiátricas asociadas al consumo o a los
síntomas de abstinencia de marihuana de potencia normal. Entre una gran
variedad de clones de élite se cuenta, por ejemplo, la combinación deStrawberry con Amnesia,
la primera de base genética sativa mientras que la segunda de base genética
índica.
Entre los efectos secundarios adversos atribuidos a las
marihuanas de alta potencia se cuentan, para el 9% de los consumidores, el 17%
de los que comienzan en la adolescencia y para el 25 a 50% de los que la
consumen diariamente,
alteraciones y retraso en el
desarrollo cerebral, tales como deterioro de la conectividad funcional de las áreas prefrontales, hipocampo y circuito de la recompensa y,
por lo tanto, bajo desempeño cognitivo
(memoria, planificación e inhibición del
comportamiento, atención, toma de decisiones, procesos perceptivo espaciales,
memoria de trabajo y procesamiento de algoritmos numéricos, entre otros).
Estos efectos han mostrado relación estadísticamente
significativa con consumo durante la niñez y la adolescencia, ya que el cerebro
continúa en desarrollo activo, desde el período prenatal hasta aproximadamente
los 21 años.
Finalmente, la evidencia indica que con el consumo de
diferentes tipos de marihuana de alta potencia el sistema endocannabinoide
presenta alteraciones tales como pérdida de receptores, hipo o hipermetabolismo
de anandamidas, lo que puede ocasionar, entre otros, trastornos asociados con
el sueño, el apetito, el miedo y las respuestas de defensa y supervivencia, la
recompensa, el crecimiento óseo, los procesos respiratorios, vasculares, y los
procesos inmunológicos que actúan contra el cáncer, los hongos, virus y
bacterias.
La lección aprendida por los holandeses es una forma de
llamada al orden de los más cuchos en regularización de la marihuana:
“Considerar el cannabis de alta potencia como una droga dura servirá
para controlar mejor la situación. Que el producido en Holanda tenga
porcentajes tan altos de THC responde a los procesos de manipulación de la
planta. Loscoffeeshops saben lo que venden y la responsabilidad es
suya”, afirma el funcionario holandés Ivo Opstelten, quien además dijo que “si
no se puede medir el THC que tienen los diferentes tipos de cannabis que se
vende en los marihuana-coffeshops, se tendrán que cerrar los
establecimientos” (http://www.lanacion.com.ar/1439916-do-de-marihuana).
Asimismo ha sido publicado en: http://corporacion-ats.com/ats2015/llamando-al-orden-sobre-el-cannabis-de-alta-potencia/#
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